martes, 26 de enero de 2010

Viaje en tren por el mundo de los mutantes

Al entrar un asiento ya ocupado me había sido asignado. Debidamente ordenados, cada cual ocupaba su lugar, como en la vida, donde cada cual representa su papel. Delante, tres distraídas veinteañeras muy arregladas, con maletas rosas y accesorios de todo tipo, ocupan su viaje hablando sobre chicos, fiestas y otros habitantes habituales de la noche. A mi lado un hombre muy grande, con apariencia ruda por fuera, pero seguramente delicado por dentro. Detrás una madre con su niña de seis años, bien cuidada y adornada con dos infantiles coletas a lo Pipi Calzaslargas. Al otro lado una chica vestida de "gótica", con aspecto misterioso, esconde una mirada de critica y rebeldía.

Yo arrinconado por el gran hombre en mi asiento junto a la ventana, observaba, sientiéndome espectador de tan bello y complejo espectáculo. Me acurruco en mi libro de viajes ("Australia", otro bonito rincón del mundo donde me encantaría perderme). Con los auriculares puestos me dejo llevar por las historias de una tierra lejana y misteriosa. Acompañado por el sonido de una delicada guitarra, me pregunto..., ¿a que juegas tú?.

Mientras tanto, un mundo se mueve tras la ventana sin apenas darme cuenta. Un dulce vaivén me lleva con cuidado y delicadeza hacia otro lugar.

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